Debido a las características climatológicas de la comarca del Rincón de Ademuz, se cultivan unas manzanas de calidad que aportan una dulzura y un aroma únicos, la Esperiega una variedad autóctona que se desarrolla y se cultiva en el Rincón de Ademuz.
Es una variedad de gran vigor y porte erguido, que florece entre abril y mayo. El fruto tiene un calibre de mediano a grueso según aclareo. De forma esférica aplastada con un contorno regular o pentagonal. Posee una epidermis fuerte, untosa y con brillo acharolado.
De coloración verde-amarilla, presentando zonas "heladas" y estriado, cerosa. Con chapa de rojo vivo más o menos extensa en la zona de insolación y punteado uniforme con aureola blanca. El pedúnculo es corto, fuerte, muy ensanchado hacia la parte saliente, de color verdoso y muy pubescente. El ojo es casi siempre grande, abierto y muy característico ya que suele presentar aberturas o grietas. Con sépalos anchos, triangulares, puntiagudos y vueltos hacia fuera. Tiene la carne blanca con fibras verdosas cerca del corazón. Muy dura, crujiente, medianamente jugosa y de sabor algo vinoso. Se recolecta desde finales de octubre hasta finales de noviembre. Debido a la consistencia y textura de su pulpa, es la más apropiada para consumir asada. Desde el momento de su recolección, se conserva bien en almacenes y bodegas durante los meses de invierno y es, a partir de entonces, cuando la manzana reúne las mejores condiciones para su consumo en fresco: ha perdido cierta dureza y su sabor es más intenso.
La característica más peculiar de esta manzana es la conocida como manzana helada, fruto de un proceso de cristalización del azúcar que da un aspecto de manzana de hielo, éstas son las manzanas más dulces, ideales para repostería y otros usos culinarios.
Anna Ballester Alarte (proyecto de cultivo ecológico de manzana esperiega en el Rincón de Ademuz en el interior de la provincia de Valencia, eco_agricola@yahoo.es).