En el centro de España
contamos con dos paisajes pétreos de excepción, La Pedriza en Madrid y la
Ciudad Encantada en Cuenca. Dos sitios muy recomendables para visitar.
La Pedriza es una gran masa de rocas magmáticas graníticas, de grandes dimensiones, consolidada en la corteza terrestre a gran profundidad situado en la vertiente sur de la sierra de Guadarrama, en el municipio madrileño de Manzanares el Real, en el noroeste de la Comunidad de Madrid. Este enclave está formado por numerosos riscos, paredes rocosas, canchales, arroyos y praderas. Es una zona de gran interés geológico, paisajístico y deportivo.
La acción climática sobre
estas rocas durante millones de años han conformado formas muy curiosas y
atractivas, sobre todo para los escaladores, ya que cuentan con cerca de mil
vías de escalada de distintas dificultades. El senderismo es otro deporte muy
practicado en La Pedriza. Prueba de ello es la afluencia masiva de gente que
hay durante muchos fines de semana. Es por ello que para visitarla hay que madrugar
pues el acceso es gratuito, pero está restringido a la capacidad que tiene el
parking de vehículos.
Su superficie es de unas 3.200
hectáreas y pertenece al Parque nacional de la Sierra de Guadarrama, el espacio
protegido más grande de la Comunidad de Madrid. En esta zona abundan los
matorrales mediterráneos, como la jara, y otros propios de la alta montaña,
como el piorno. La fauna también es rica, especialmente en aves rapaces y
reptiles.
Ocasionalmente este paraje
natural ha sido escenario de rodaje de algunas películas de los años 60,
spaghetti westerns básicamente.
La Ciudad Encantada es un
paraje de formaciones rocosas calizas formadas a lo largo de miles de años. Se
localiza cerca del municicipio de Valdecabras. Está inmersa en una amplia zona
de pinares de la parte meridional de la serranía conquense y a una altitud de
1.500 metros. Está ubicada en una finca privada a la cual se puede acceder
previo pago de 5 € y se puede acceder con mascotas.
Fue declarada Sitio Natural
de Interés Nacional el 11 de junio de 1929. La acción del agua, el viento y el
hielo ha hecho posible este fenómeno kárstico. La heterogeneidad de las rocas
en cuanto a su morfología, composición química y grado de dureza es lo que ha
permitido el desgaste desigual de las mismas por los elementos atmosféricos,
dando como resultado una muestra sorprendente de arte pintoresco proveniente de
la misma naturaleza. A las caprichosas y espectaculares formaciones existentes
hay que sumar lapiaces, torcas y sumideros.
También hay que destacar
como curiosidad que se filmaron escenas en este lugar para la película de Conan
el Bárbaro protagonizada por Arnold Schwarzenegger.
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