La línea recta minimiza la distancia entre dos puntos, pero acaso, ¿cuándo paseamos en un jardín tenemos prisa?. Es por eso que no podemos abusar de caminos rectos. Es recomendable utilizar curvas en las que no veamos el final de las mismas, esto es una invitación para recorrerlas.
En un camino recto observamos desde el comienzo todo el recorrido, nuestra visual recorre el trazado del camino en un instante. Para que esto no ocurra y nuestra visual se detenga curiosa, os voy a enseñar unos pequeños trucos.
EL USO DE LAS FORMAS REDONDEADAS: En esta imagen observamos un camino con trazado recto, pero tanto la forma del camino como la de los arbustos predomina la redondez. Nuestra visual se detiene, nos llama la atención.
EL USO DE LOS QUIEBROS: Manteniendo las líneas rectas podemos hacer quiebros en el camino, conseguiremos el mismo efecto de paralizar nuestra visual, pero además podemos utilizar estos espacios en el camino para poner mobiliario como fuentes, bancos, etc. o incluso colocar jardineras y macetas. De esta forma justificamos doblemente esos quiebros en el camino, por un lado rompemos la monotonía del camino recto y por otro lado integramos en el camino elementos prácticos y/o decorativos.
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